Hace casi un año el país fue testigo del espectáculo simpático del Presidente y de todos sus ministros haciendo aeróbicos en Palacio. El “Gabinete de lujo” era uno dispuesto a vestirse de licras y a sudar frente a cámaras, por un loable objetivo: la promoción de estilos de vida saludables para los peruanos. “Circo para el pueblo”, confieso que pensé entonces. Pero estos eran los días en que se festejaba la risa de PPK, y en que uno quería dar el beneficio de la duda. Días que hoy ya se sienten a años luz.   

Hace dos días, el premier Fernando Zavala anuncia la aprobación del Reglamento de la Ley de Alimentación Saludable. Se aprueba rapidísimo, desarrollo inédito para un gobierno que viene caracterizándose por su lentitud. “Valientes y decididos”, pienso. “Hacen frente a la crisis de credibilidad que afecta a la industria de manufactura de alimentos (y de paso a las instituciones públicas que deberían defender al consumidor), con valentía y decisión”.

¡Qué ingenua! Leo el Reglamento de la Ley de Alimentación Saludable, convenientemente publicado el fin de semana. Indígnese, lector y lectora, e indígnese con I mayúscula, que aquí corresponde.  

El 64% de los peruanos muere por enfermedades cardiopulmonares, cerebrovasculares, hipertensivas, diabetes mellitus y otras relacionadas directamente a una mala dieta. De hecho, la morbilidad y mortalidad causada por una mala dieta es mayor a la de la ausencia de actividad física, tabaco y alcohol combinadas. En otras palabras, la mala dieta mata.

Un gobierno medianamente sagaz y comprometido con la salud del pueblo peruano, particularmente de los pobres, quienes son los más afectados por este tipo de enfermedades, hubiera buscado convertir la crisis de credibilidad de la industria de alimentos procesados, en oportunidad de actuar a favor del interés ciudadano. Ese gobierno que no tenemos, regularía que esta industria provea al consumidor información exacta, transparente y oportuna, sobre lo que este consume cuando compra un alimento procesado. Ese gobierno reconocería que esa información y educación al consumidor, es esencial para reducir los factores de riesgo a la salud que provienen de una mala dieta, y que matan.

Este gobierno nuestro, en cambio, publica un Reglamento de la Ley de Alimentación Saludable que es un regalo del Ejecutivo a la industria de alimentos procesados. Una farsa que no respeta ni la Ley que busca reglamentar ni las normas de salud de la OMS, para beneficiar a la industria y engañar (de modo literal) al consumidor sobre la bondad de lo que consume. Una razón de desprestigio para todos los ministros firmantes, particularmente los sociales, que se olvidan de que la razón por la que están en sus cargos es el velar por el bienestar de los peruanos. 

Un reglamento chatarra. Y ojo: no hay en quien escribe, ninguna postura anti empresa privada. Es sólo que el sector privado al que este Gabinete le ofrenda este Reglamento, es ese de la época de los dinosaurios, ese que no entiende de valor compartido, ni de su responsabilidad social y que está en las antípodas de los cursos de cualquier MBA de hoy en día. Es lógico que el Colegio de Nutricionistas, entre otros, se pronuncien en contra de este Reglamento.

Este reglamento, con sus casi cuatro años de regalo a las empresas para que (despacito que nadie apremia) tengan a bien cumplir una ley destinada a proteger la salud de los peruanos, es una vergüenza. De prevalecer este, el nuevo faux-pas del Ejecutivo, lo vamos a pagar en vidas.

Quienes han firmado este reglamento olvidaron su rol. Olvidaron que las enfermedades crónicas afectan desproporcionadamente a los más pobres. Olvidaron del altísimo costo fiscal de las enfermedades no transmisibles. Olvidaron de la amenaza que la creciente obesidad y sobrepeso representan para los niños del Perú. Olvidaron la salud pública, y desconocieron la base de evidencia científica que sustenta una recomendación, y omitieron dar la pelea que sí importa.

Lamentable también el papel que juega la OPS. La OPS sale a “felicitar” este reglamento y le da la mano al Ejecutivo, pretendiendo dar legitimidad a un Reglamento Chatarra, muy a sabiendas de que los limites de la OMS tienen un sustento científico, y que distan --por mucho-- de “los números de Chile” y que están hoy en un Reglamento para Perú. ¿Cómo es que un organismo internacional cuya razón de ser es la salud pública (y la evidencia científica) puede avalar esto?

La perspectiva de ver al Ejecutivo ahora en el rol de tergiversar verdades para justificar este despropósito como “política pública”, da infinita pereza anticipada. Así que, ojo, lector: No se deje engañar o “mal-educar” en lo que concierne a su nutrición y su salud; y créase que usted tiene completo derecho a exigir de su gobierno que este vele por su bienestar y el de su familia hoy.

Créale a su intuición, cuando le empiece a sonar a que le venden gato por una liebre disfrazada de tecnicismo. Nos mencionarán a Chile, claro … pero sepa que el lobby de la industria de manufactura de alimentos es global y que Chile tuvo un debate que aquí aún precisamos dar. Nos mencionarán “fases” y “etapas” y “acomodo de paladares” bla, bla, bla. Nos dirán que el peruano en realidad solo come “muy poquito” de alimentos procesados y nos mencionarán, los señores de la Sociedad Nacional de Industria, que son necesarios “estudios técnicos de patrones de consumo de los peruanos”. Un enredo de lo que es muy simple—

Lo cierto es esto: recuerde que la libertad que usted tiene como consumidor para tomarse esa Coca-Cola, o comerse ese cereal, o beberse esa cajita de jugos, si usted así lo desea, siempre la podrá ejercer. Pero, el Reglamento que los peruanos nos merecemos, le permitiría saber –antes de que usted o sus hijos decidan comprar o consumir esa Coca-Cola, cereal, o jugo en cajita— que si lo hacen estarán consumiendo azúcar, mas allá de la recomendable para su buena salud, con base científica avalada por la OMS. Esa información para usted no requiere ni de “estudios”, ni de “fases”, ni nada. Ya está completamente disponible. Esa información le empodera. Esa información le permite tomar las mejores decisiones para su salud.

Al “Gabinete de lujo”, ese que con ropa de deporte sudaba frente a cámaras para fomentar los estilos saludables de los peruanos, habría que decirle: esta no debería ser otra instancia de “business as usual” frente al lobby de la industria de alimentos procesados. Con visión, este podría ser un punto de inflexión para la salud en el Perú; y podría ubicar al Perú como un líder internacional en la lucha contra las enfermedades no transmisibles. Reconozcan ustedes que no es en el interés del país distorsionar guías científicas orientadas a promover la salud de los peruanos. Reconozcan que hoy, con la lupa tan en ustedes y tan en la industria de manufactura de alimentos, lo único que van a terminar consiguiendo es la aún mayor desconfianza de ciudadanos y consumidores, que sabremos leer en esto cómo – nuevamente-- el poder de los lobbies del negocio de alimentos procesados viene primero que la salud y la vida de los peruanos.


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http://larepublica.pe/politica/886838-comision-de-defensa-del-consumidor-critica-reglamento-de-ley-de-alimentacion-saludable

https://www.nytimes.com/2015/09/06/us/food-industry-enlisted-academics-in-gmo-lobbying-war-emails-show.html

http://www.nytimes.com/2009/09/10/opinion/10pollan.html


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